2015 | Spanish | Novellette | Excerpt
(*) Cover art courtesy of the amazing Daniel Córdoba García.
Princess Ishina has been kidnapped! Her father, King Shun, hires a notorious assassin to free her from the grip of the powerful wizard Shezar. Despite the initial success of the mission, Old One-Eye and princess Ishina are victims of the resentment of the terrible sorcerer, who curses them with his last breath. From then on their lives fall into a spiral of deceipt, conflict and betrayal with no end in sight.
Antes de poder reaccionar la princesa se apartó lejos de él y la sombra se deslizó a su espalda. En las manos de Ishina, el Báculo de Zarej-Mog, el poder del hechicero; en las del tuerto, un acero templado en las forjas de Kaul, donde los demonios arrojan fuego por la boca y sus látigos quiebran las columnas de los esclavos.
-¡El rey Shun te envía la muerte, brujo! -dijo el asesino en su oreja.
Shezar miró a la joven alejándose con su vara y sintió inquietud. El tuerto lanzó su estocada y la espada mordió la carne haciendo que brotara la sangre sobre las ricas alfombras. El hechicero cayó de su trono de jade y la princesa dio un respingo al escuchar sus últimos y grotescos gorgoteos.
Poco fanfarroneas ahora, pensó la joven, y dejó caer el báculo al suelo antes de correr hacia la salida, huyendo de aquel asesino.
-¿Dónde crees que vas, necia?
Rápidamente la alcanzó y la abofeteó de nuevo pero Ishina se defendió con uñas y dientes dominada por la rabia.
-¡Tuerto! -escuchó entonces la voz de Shezar.
El grueso hechicero se había arrastrado como había podido, reptando sobre su dilatado vientre, hasta alcanzar su vara.
-¡Yo te maldigo, Hijo de la Serpiente! -dijo alzando el báculo- ¡Y a ti Ishina, pequeña zorra, te maldigo cien veces! ¡Os maldigo a los dos! ¡Juntos me habéis traicionado y por separado moriréis!
Una cortina de roja luz les cegó por un instante y, después, el grueso rubí del báculo estalló en mil pedazos. La vida abandonó el cuerpo descomunal de Shezar, al que muchos llamaban el Hechicero de Ébano.
-¿Qué diablos? -masculló el asesino.
-¿Tienes miedo? -se burló la princesa- ¡No puede hacernos nada con esa baratija!
-¡Silencio! -respondió molesto el tuerto- ¡El poder del brujo reside en su báculo! ¡No has debido salir corriendo!
-¡Tuerto apestoso! -le escupió la muchacha al ver que la agarraba sin tiento- ¡Haré que te arranquen la piel a tiras!
-Tu padre se alegrará de verte -dijo él tirando de ella hacia la salida-. Estoy seguro de ello.